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Nunca nadie ha dicho…“Adoptar un cachorro es pan comido”. Prepárate y anímate a educar a tu cachorro con consistencia, mucho apoyo y muchas recompensas: chuches, chuches y más chuches.
Esta semana, Opps nos cuenta su divertida experiencia entrenando a sus padres humanos...
Te sorprendería saber cuánto tiempo y esfuerzo se necesita para entrenar a los humanos. ¡Ser un cachorro es tener un trabajo a tiempo completo! Escuché que necesitaba ser consistente. Así que aquí estoy, despertando todas las noches con la familia, para salir a caminar. Aún no puedo aguantar toda la noche sin hacer pis, así que no los dejaré dormir.
Tienen que aprender que tengo necesidades y que, a diferencia de los humanos, mi baño está afuera. Hablando de entrenar cachorros,… ¡Yo soy el verdadero entrenador aquí!
Lo bueno de las nuevas familias es que su cerebro es como una esponja; aprenden rápido. Gracias a nuestro curso para cachorros, también nos ahorramos cualquier confusión al saber qué está bien y qué no, tanto para ellos como para mí.
Sin embargo, como nos conocemos desde hace poco, todavía estamos tratando de encontrar cuál es nuestro ritmo. Intento mantener la calma cuando les enseño algo tan fácil como caminar con correa, ¡aunque tienden a ponerme de los nervios! Puedes verlo tú mismo:
"Vamos, ¡te estoy diciendo que tenemos que ir en la otra dirección!"
Mi familia decidió buscar algunos consejos del entrenador de cachorros al que visitamos la última vez. Así que volvimos a las clases presenciales para cachorros. Al principio me sentí ofendido, debo decir. ¡Hasta donde yo sé, no soy yo quien tira de la correa! Pero estas clases de entrenamiento son una excelente manera de socializar con mis padres humanos, otros perros y también algunos extraños, mientras interactúo en diferentes entornos.
Ya debes saber que soy un cachorro tranquilo, a pesar de mi falta de paciencia con los humanos algunas veces. En las clases, ¡hice muchos nuevos amigos perrunos! Incluso el educador de cachorros fue agradable. El entrenamiento fue tan divertido que el día pasó muy rápido. Fue muy estimulante tanto mental como físicamente, y de hecho, descubrí cosas nuevas que no puedo esperar para enseñarles a mis humanos.
Las clases de entrenamiento a las que asistimos con mi nueva mamá y mi papá han sido momentos realmente geniales en los que pudimos pasar tiempo juntos, divertirnos y acercarnos. Y por último, pero no menos importante, la razón por la que me encantan estas sesiones de entrenamiento son las deliciosas golosinas.
Se llama recompensa positiva: cada vez que hago algo que ellos quieren que haga, o cuando actúo bien, siempre hay alguien cerca para darme un regalo y elogiarme. Os puedo asegurar que es una buena forma de recordar todo lo que aprendo. A veces, me siento mal de no tener golosinas para devolver a mis padres cuando se portan bien, pero luego recuerdo que soy un lindo y adorable cachorro. Deben estar contentos solo de tenerme.
Al final del día, mis padres me llevaron afuera a caminar y a hacer pis antes de irse a la cama. ¡Ni siquiera tuve que rogar por ello! Parece que las clases de educación dieron sus frutos. Después de la caminata, recibí elogios y obsequios por ser un, cito a mis padres: “un buen chico”, me fui a la cama sin hacer ruido. Las clases de cachorros son agotadoras.
Mientras me quedaba dormido, noté que mis padres marcaban casillas en una hoja de papel. Este es el papel en el que escribieron, y mira, ¡es de ADAPTIL!
"Muy mal que no haya una igual para los humanos"
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