
12 cosas que hacemos y que nuestros perros odian. ¡Desde el punto de vista de un perro!
¡Guau! ¡Hola de nuevo, amigos humanos! Es genial hablar con vosotros otra vez.
No me gusta ser portador de malas noticias, pero hay algunas cosas que hacéis y que no nos gustan. Aunque os queremos muchísimo, ¡hay cosas que los perros odiamos!
Por supuesto, sabemos que a veces no os dais cuenta de que algo normal para vosotros puede inquietarnos, y por eso estoy aquí: para ayudaros a identificar estas cosas. Somos sensibles y hay ciertas cosas que nos gustan y otras que no. Si no reaccionamos como esperáis, puede que no estemos disfrutando tanto como pensáis.
¿Qué cosas no nos gustan a los perros?
La lista de cosas que no nos gustan es bastante larga y algunas pueden sorprenderos. Sin embargo, no es porque seamos gruñones; simplemente nos gusta la previsibilidad y tener la capacidad de elegir.
También sé que cada perro es diferente. Algunos de mis amigos peludos disfrutan cosas que a mí no me gustan, por lo que es importante que siempre observéis nuestro lenguaje corporal para saber si estamos incómodos. He añadido algunas fotos para ayudaros a reconocer cómo nos sentimos cuando estamos incómodos, como cuando echamos las orejas hacia atrás o levantamos la ceja interna.
Después de preguntar en el parque y en mis quedadas perrunas, he creado una lista para ayudaros a aprender más sobre lo que no nos gusta.

1. Ruidos fuertes
Aunque a veces nuestros ladridos pueden ser un poco ruidosos (¡lo sentimos!), no nos gustan los ruidos inesperados y fuertes. Al igual que a los humanos, los ruidos repentinos o los movimientos bruscos nos asustan y nos ponen en alerta. Además, tenemos un oído muy sensible, así que incluso los sonidos bajos pueden parecer muy fuertes para nosotros.
Entre mis amigos y mi experiencia personal, algunos ruidos que odiamos incluyen:
- Aspiradoras
- Tormentas eléctricas
- Fuegos artificiales
- Alarmas y sirenas
La próxima vez que saquéis la aspiradora, tenednos en cuenta o movednos a otra habitación durante un rato. Si hay otros ruidos fuertes, mis juguetes favoritos, música suave para amortiguar el sonido y, por supuesto, golosinas, me ayudan mucho.
2. Abrazos
Nos encanta que nos queráis—después de todo, somos vuestros mejores amigos. Pero si nos preguntáis, "¿a los perros les gustan los abrazos?", la respuesta sería que no. Aunque los humanos abrazáis para mostrar cariño, los abrazos nos parecen restrictivos y pueden hacernos sentir incómodos.
Cuando nos abrazáis, observad nuestro lenguaje corporal: puede haber señales de que estamos relajados o de que no lo estamos. Por ejemplo, si nos inclinamos hacia atrás, lamemos los labios, mostramos el blanco de nuestros ojos (lo que se llama “ojo de ballena”) o temblamos después de que nos soltáis, es una señal de que no nos sentimos a gusto.
Nuestro gesto de “abrazaros” es apoyarnos en vosotros. En lugar de abrazarnos, nos encanta cuando nos acariciáis en nuestras zonas favoritas o nos sujetáis suavemente, dándonos libertad para movernos.
3. Cambiar las reglas
Somos muy amantes de las normas, así que no nos gusta cuando cambian. Tener reglas claras y coherentes nos ayuda a entender qué esperáis de nosotros. Las reglas inconsistentes entre diferentes personas pueden confundirnos y estresarnos. Por ejemplo, si a veces nos dejáis subir al sofá y otras veces no, nos enviáis señales contradictorias sobre lo que podemos o no podemos hacer.
Es importante que, cuando nos entrenéis, os mantengáis constantes con las normas y señales. Esto nos ayuda a saber qué debemos hacer y cuándo hacerlo.

4. Mirar fijamente
Otra cosa que odiamos es que nos miréis fijamente. No nos malinterpretéis, apreciamos una mirada cariñosa, pero una mirada fija y directa puede hacernos sentir incómodos. Cuando alguien nos mira directamente, especialmente un extraño, podemos sentirnos desafiados o incluso amenazados.
Si sois desconocidos acercándoos a un perro, evitad mirarnos fijamente de frente. Preferimos un enfoque lateral acompañado de una mirada hacia el lado y una voz suave. ¡Así podemos hacernos amigos!
5. Olores fuertes
Tenemos un sentido del olfato muy desarrollado—¡podemos oleros desde hasta 20 kilómetros de distancia! Por eso, los ambientadores y velas con olores fuertes pueden ser extremadamente intensos para nosotros. Olores que odiamos en casa incluyen los aromas cítricos o muy intensos, ya que nos resultan abrumadores.
Tampoco nos gusta que nos rocíen con productos perfumados. Cuando uséis laca, ambientadores o perfumes, intentad hacerlo lejos de nosotros.
6. Disfrazarnos
Sé que disfrazarnos puede ser divertido para los humanos y quedar genial en Instagram, pero no somos fans de los disfraces. Tengo un abrigo maravilloso, si puedo decirlo yo mismo, y vestirme puede hacer que me sienta restringido. La ropa con partes móviles puede resultarnos incómoda, y puede que no nos guste su tacto o su olor. Además, disfrazarnos puede afectar nuestra capacidad para usar el lenguaje corporal y mostrar cómo nos sentimos realmente, así que tened esto en cuenta.
Por supuesto, hay momentos en los que quizá necesitemos llevar algo, como mi confiable ThunderShirt de ADAPTIL (¡nunca salgo de casa sin él!). Puede llevar tiempo y esfuerzo que nuestros humanos trabajen con nosotros de manera suave para que aceptemos llevar un disfraz, así que la paciencia es clave. Al ponernos un abrigo de invierno, un chaleco reflectante o un ThunderShirt, comprobad que se ajusten cómodamente y que podamos movernos con facilidad mientras lo llevamos.

7. No dejarnos olfatear durante los paseos
Olfatear durante los paseos es nuestra manera de explorar el entorno, así que no dejarnos olfatear puede arruinar nuestra aventura. Para nosotros, los paseos no son solo ejercicio físico; también nos aportan estimulación mental y pueden ser lo más emocionante de nuestro día.
Sabemos que nuestros humanos están ocupados y que a veces los paseos tienen que ser rápidos. Aun así, cuando podáis, es fantástico dejarnos tiempo para detenernos y olfatear. Incluso si es el mismo paseo de cada día, habrá mucha información nueva que otros hayan dejado para que detectemos. Arrastrarnos lejos de un lugar que queremos olfatear sería como si nosotros os apartásemos de vuestra tienda favorita. Frustrante, ¿verdad?
8. Gritarnos
Aunque no entendemos todas las palabras que decís, captamos la emoción detrás de ellas y reconocemos cuándo estáis enfadados. Que nos gritéis puede asustarnos y afectar al vínculo que tenemos con vosotros. Para nosotros, los gritos son intimidantes y nos pueden hacer sentir inseguros, así que no es una manera efectiva de hacernos saber que hemos hecho algo mal.
En lugar de eso, preferimos el refuerzo positivo y respondemos mejor a este tipo de entrenamiento. El entrenamiento basado en recompensas positivas es la mejor manera de que aprendamos, y estamos más que felices de repetir acciones que resulten en un sabroso premio.
9. Obligarnos a situaciones incómodas
Obligarnos a situaciones que no disfrutamos o en las que nos sentimos amenazados es otra cosa que odiamos. Estar en una situación no deseada nos estresa y asusta, especialmente si es algo que nunca hemos hecho antes. Sin embargo, sabemos que hay situaciones inevitables, como ir al veterinario, así que es importante que nos apoyéis cuando tengamos miedo o ansiedad.
También es buena idea que penséis en cómo ayudarnos a sentirnos más cómodos en esas situaciones en el futuro. Cuando me encuentro en situaciones inevitables que me ponen nervioso, mis padres usan mi collar ADAPTIL Calm o mi ThunderShirt de ADAPTIL, lo que me ayuda a sentirme más tranquilo.

10. Tocarnos la cara
Darnos palmaditas en la cara o la cabeza puede ser incómodo para nosotros. Nos encanta recibir cariño de nuestros humanos, pero también nos gusta tener nuestro espacio personal, y tocarnos la cara puede ser invasivo o incluso amenazante en algunos casos. Vuestros movimientos hacia nuestra cara pueden parecer impredecibles.
Como alternativa, intentad acercaros desde un lado y acariciad nuestro cuello o el hombro. Esto nos hace sentir menos amenazados y disfrutamos mucho más que cuando nos tocan la cara.
11. Cambiar nuestra rutina
Nos gusta nuestra rutina tanto como nuestras reglas, así que no mantener nuestra rutina no nos gusta nada. Mis amigos y yo adoramos nuestras rutinas porque nos ayudan a predecir lo que va a pasar y cuándo, como saber cuándo podremos volver a jugar juntos.
Una rutina diaria perfecta para nosotros incluiría tiempo de calidad con nuestros humanos, un paseo, juegos divertidos, entrenamiento, cuidado personal o incluso algo de tiempo para relajarnos. Tener una rutina es importante porque fortalece nuestro vínculo con vosotros y nos da algo que esperar con ilusión.
12. Dejarnos solos en casa
Otra cosa que odiamos es que nos dejéis solos en casa. Somos una especie muy social y estar solos puede ser todo un desafío. Aunque nos encantaría ir a todas partes con vosotros, sabemos que no siempre es posible. Enseñarnos desde pequeños que estar solos está bien puede ayudarnos a no sentir tanto miedo cuando os vayáis, porque sabremos que volveréis.
Si nos dejáis solos en casa, recordad no hacerlo durante mucho tiempo. No solo os echamos de menos, sino que también necesitamos oportunidades para salir al baño y correr un poco.
Cuando nos dejáis, agradecemos tener juguetes interactivos con los que jugar o la compañía de un cuidador o paseador de perros. Mis padres también enchufan un difusor ADAPTIL Calm cuando salen, lo que me ayuda a sentirme más tranquilo mientras estoy solo.
Si queréis leer más sobre las cosas que odiamos, ¡explorad el resto de nuestros blogs en línea! También podéis manteneros al día con las últimas noticias y productos suscribiéndoos a nuestra newsletter.